ENTRE LA FE Y LA RAZÓN

No siento la primavera estando en invierno Pues el frío de tus manos engendro mi desierto Convirtiendo la luz en tenues intentos Que decaen y mueren conjurando deseos No siento la primavera estando en invierno Se congela la vida en tus manos de hielo Mi alma tirita y se estremece mi cuerpo En tu lento caminar se detiene mi tiempo No siento la primavera estando en invierno No florecen las rosas y tan solo tallos secos Habitan en mi jardín de mi alma en entierro No distingo la luz y no canta el jilguero No siento la primavera estando en invierno Sin luz, sin vida van muriendo mis versos Un poeta sin palabras es un poeta muerto Que conjura letanías entre dolor e incienso No siento la primavera estando en invierno No germinan las flores en un patio seco Ni en las rimas melancólicas de mis huesos Se enfría la vida, se mueren mis sueños No siento la primavera estando en invierno Solo escalofríos recorren mi cuerpo Lenta tortura d

El ocaso del alma desdibuja tu rostro En tenues siluetas de sombras eternas Confluyen en versos de luces y miedos Que mueren y caen entre dolor y miseria El viento golpea tu esquiva mirada Y se esconden las rimas secretas de tu rostro Escurridiza sonrisa que daña mi calma Tentando al pecado no encuentro reposo Brisas de sueños en hojas de invierno Que peinan las canas heladas del alma Quimeras muertas, armonías sin dueño No emerge la vida en agua estancada El crepúsculo del tiempo toca a su fin Acompañado de sonetos, paraísos sin tiempo Que encierran los sueños en invierno sutil Canciones del alma desparramadas al viento Marce Miranda Loayza © 2012